Estratto da Oteiza: proposito experimental

Mi primer descubrimiento es que esta serena y vigilante confianza en mí, es como otra persona conmigo. Ahora somos dos. Salgo de mí y me observo. Contemplo por primera vez al escultor y repaso su obra y la obra de los artistas contemporáneos que tan de cerca ha vivido el escultor. Resultado: creo en mí y creo en mí como si fuese el único escultor que queda sobre la tierra y que se dispusiera a comenzar la escultura contemporánea. Pero ¿y mi obra? ¿y la obra de los escultores y pintores en la actualidad? Por esto digo que me pareciera que tuviera que recomenzar la escultura contemporánea: nada de lo que hoy hemos hecho me interesa. Pero hasta hace unos días me ha interesado todo, hasta en el informalismo he querido ver una sincera y hasta poderosa inclinación del corazón humano por encontrar un camino para la verdad de la creación. Esto es otra cosa. He llegado a mi propósito experimental de mi envío a Brasil, hasta las razones espirituales y primeras de la justificación objetiva, concreta, de la obra de arte. Quizá toda la búsqueda de mi vida de escultor ha sido la justificación del propósito creador en los términos estéticos de la creación. Ahora la tengo y no veo con los mismos ojos, pues lo que antes veía en mí y en los demás, reconozco ahora que eran aspectos técnicos y casos problemas secundarios de la creación. Ahora ya sé nuevamente para qué se ha de hacer la obra hpy y con qué. Ahora yo soy este espectador que sabe. Y veo mis cosas y las de los demás. Y nada de todo esto apruebo. Tengo que hacer esta confesión: Ni una sola escultura o puntura contemporánea – me refiero al único arte actual, el abstracto, en cualquiera de sus direcciones – está propuesta y mucho menos lograda, como para que un espectador actual verdadero, la soporte o pueda utilizar espiritualmente, ante su vista. Yo no aguanto este espectáculo de vaciedad. Me sorprendo desinteresado de toda nuestra contemporánea producción. En mi balance, en mi corazón – ahora es ya la hora de hablar con el corazón – es la obra en que la inteligencia transporta su corazón – sólo conservo como histórica realidad, algunas palabras, alguna frase, de 3 o cuatro artistas, el Cuadrado blanco sobre blanco de MalevichVIAFalgún fragmento de una estatua o de un cuadro y en el suelo de mi taller algún planteo mío último y una estela funeraria, la de Couzinet y la construcción vacía con las 3 unidades positivo‐negativo. Pero en el suelo. En una habitación museo del período figurativo anterior a los abstractismos: 2 cuadros del cubismo, uno de Gris, JuanVIAF con una intención oculta de cubismo curvo, y el GuernikaVIAF un cuadro del período siguiente purista y el GuernikaVIAF. Me estoy refiriendo no a la historia experimental, sino a la historia del arte. Por esto, en otra habitación colocaría el Cuadrado blanco sobre blanco de Malevich VIAF y un MondrianVIAF. Me refiero a la obra de arte entera, fundamento metafísico y solución espacial – para el hombre actual entero frente a la necesidad espiritual de la obra de arte. Todo lo demás, decoración y mecánica superficial. Frente al hombre nuevo total, la obra de arte total, no importa el grado de su evolución. Esta obra total es la que es ya hora de abordar. En qué radica esta totalidad y cómo proyecto el abordarla en Irún